jueves, 26 de marzo de 2015

II Ultra Trail Desierto de Tabernas Cap. 3


Pistoletazo de salida y nos ponemos en marcha, de inicio subimos una carretera de asfalto que nos conduce al castillo de Tabernas, para  seguidamente bajar lo ascendido campo a través, y aquí llega la primera guasa del día.
Llevábamos días en el grupo de wasap dándole vueltas al tema de que según Esther, ella carecía de pericia para bajar terrenos abruptos, pues no llevamos ni 400 mts de recorrido y encontramos el primer escollo. Los corredores bajando cada cual a su manera por un desnivel en el que hay que bajar de lado, y aunque no es muy largo si un poco técnico.
Bajo yo primero, y oigo “por ahí yo no bajo”, me giro y es nuestra prota, cual gato frente a un barreño de agua, negándose a bajar. Mi primera reacción fue tomármelo a guasa, la segunda quedarme pensativo ¿si en los primeros que 400 mts tenemos esta situación, que nos espera en 115 kms?.
 Lo siguiente fue verla sentarse rápidamente en el suelo y arrastrar el culo. Primer escollo salvado, lástima que seguidamente hubiera más escollos, jejejeje. Para las siguientes bajadas le preste mi brazo derecho y así bajamos, como Felipe y Letizia.
Una vez en terreno llano, pronto tomamos el ritmo cientunero y comienza a llover ligeramente, sobre un terreno de pequeñas dunas y largas rectas. Los 10 primeros kilómetros están hechos sin mucha dificultad y pronto encontramos el primer avituallamiento, un poco de naranja y plátano y a seguir.
Seria por el km 12, que nos encontramos a Fran el hombre con el que hablamos bajo el arco de salida, nos adentramos por un terreno como un desfiladero, donde los charcos y el barro nos obligaban a correr en fila india. Más tarde nuestro grupo se rompe unos metros quedándome con Fran y la pareja de mujeres a unos 300 mts por detrás. En los próximos kilómetros entablamos conversación sobre infinidad de temas, incluso sobre cine, Clint Eastwood y el western.
Sobre el avituallamiento del km 20 nos reagrupamos y la riñonera de Cris sufre una avería, raudo y veloz Fran se pone manos a la obra y con un plástico y dos imperdibles consigue repararla en tiempo record. Seguidamente la mochila de Esther empieza a dar los primeros síntomas de avería, con lo que nombramos a Fran zapatero/McGyver de esta Ultra, pero no perdemos tiempo en repararla.
Llegamos al avituallamiento del km 30, aquí Fran no pierde mucho tiempo, se hidrata, come y decide adelantarse, a día de hoy no sabemos si por que llevaba un ritmo más rápido, o huyendo de la reparación de la mochila de Esther. Je, je, je.
Aquí hago el primer cambio de calcetines, limpieza y engrase con vaselina de los pies. El cambio de calcetines me sienta muy bien y es como si empezara correr desde cero.
Digamos que realmente aquí comienza la verdadera Ultra, hasta aquí el terreno había sido bastante cómodo, y la dificultad mayor era no embarrarse o meter los pies en el agua.
No habrían pasado más de 2 kms desde el avituallamiento cuando comienzan las cuestas, dejamos atrás los desfiladeros y empezamos a ascender los 18 kms casi continuos que nos esperan. En un giro del camino nos encontramos de frente con un señor mayor de aspecto nórdico que sin lugar a dudas volvía al avituallamiento para retirarse, este es momento de incertidumbre, porque empecé a pensar ¿Qué habrá visto el abuelete para volverse, si no llevamos ni 34 kms?.
Ciertamente lo que venía después a pesar del maravilloso paisaje, eran cuestas, cuestas y más cuestas, en algunos momentos por veredas de cabras, en otros por carriles de tres metros de ancho.
Conforme vamos tomando altura podemos  ver a lo lejos los invernaderos y hasta las playas de Almería. Todo transcurre en la normalidad con ligeras paradas para fotos, y para bajar pulsaciones.
Km 40 y seguimos subiendo, parece mentira lo largos que se hacen los kilómetros en cuesta, vamos cambiando paisajes pues llegamos a una zona de bosque, y vemos a lo lejos las antenas de la cumbre, pero ojo todavía nos faltan otros 10 kms mas de cuestas, giros y fatiguitas varias. En un momento dado, de golpe siento una sed y un hambre voraz, algo que me hace mosquearme, ya que si algo tengo aprendido es que hay que controlar no quedarse corto de líquidos y sólidos. Enésima barrita energética y un poco de isotónica, y a seguir. Íbamos ya por el km 45 y los glúteos se empezaban a resentir de tanta cuesta, cuando por fin, entre las nubes y viento y mucho frio descubrimos las antenas.
Alegría, alboroto, pero de avituallamiento ni rastro. Los siguientes dos kilómetros ya son medianamente en llano, pero nos da igual, ahora queremos encontrar el avituallamiento, y a ser posible encontrarlo rápido. Por fin, justo antes de comenzar el descenso encontramos a los voluntarios con todo el repertorio de bebidas y comida preparadas en el km 48.
Si en otros avituallamientos la cosa fue relajada en este había que darse prisa, el cuerpo pedía descanso por los 18 kms de subida, pero el frio y el viento avisaban que el que se enfriara en ese punto quizás no lograra continuar. Para colmo Cris empezaba a tener sus guerra particular con el frio, que aun llevando guantes le helaba las manos. Comer, rellenar botes y otra vez al tajo, a por los 65 kms restantes.
No habíamos llegado al meridiano de la prueba y aunque teníamos margen respecto al cierre de los controles, la cuestión era no dormirse en los laureles. Próximo objetivo el avituallamiento del km 64 donde habría macarrones y la bolsa que previamente habíamos dejado a la organización con ropa, y los accesorios.
Desde el km 48 al 64 vendría kilómetros de bajada muy cómoda por carriles ancho, y sin ninguna dificultad, algo que no permitió trotar con alegría disfrutando de los últimos rayos del sol.
Poco antes del ansiado avituallamiento una voluntaria no desvía a los de la Ultra de los demás participantes que hacen distancias menores, y en un pis pas estamos comiendo y bebiendo (esto debe de ser siempre lo primero) y después cambiándonos de ropa casi al completo. Por precaución decido meter un polar en la mochila, sabiendo que las temperaturas de la noche son muy bajas, pero que también estando en movimiento quizás no lo llegue ni a utilizar. Preparamos los frontales y la luz solar nos dura un par de kilómetros escasos.
Hasta aquí, todo marcha muy bien físicamente estamos bastante bien, moralmente también pues llevamos una buena armonía, y en la parte negativa solo dos apuntes, la mochila de Esther que seguía incordiándole. Y  por otro lado mi culo, si, mi culo, se ve que los cambios de temperatura de las alturas hicieron que me escociera de lo lindo.
 Por más que lo intente, ahí no valieron ni toallitas húmedas del Deliplus Mercadona (Juan Roig en eso la habéis cagado), ni mas vaselina, de hecho por dos veces intente la maniobra de reparar la avería, cuidando de no aplicar directamente la vaselina, como ya hiciera en los 101 del año 2011, donde gracias a ello conseguir adelantar 23 puestos en la general, como si fuera el correcaminos.
Excepto estos apuntes habíamos cubiertos los 64 primeros kilómetros, y seguíamos los tres juntos que era lo importante.


Fin del cap. 3 Continuara………………………………..

1 comentario:

  1. Madre mía......pues sí que.....detallas.....jijijjiiiji....
    Estás en sobreaviso....lo compartiré con otro implicado..... :-P

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